Señalamos en un post anterior que el orden de la afectividad depende en parte de la razón rectificante ( y en parte del amor de la voluntad). Pero esto no sería posible si no conociésemos nuestras inclinaciones temperamentales como un conocimiento básico y presupuesto a toda posible ordenación. Dicho de otro modo, en la conciencia moral está incluída la conciencia psicológica.
Pareciera imposible que uno desconozca 'lo que le pasa' o no sepa cuáles son sus tendencias; pareciera imposible también no saber lo que amamos. La cosa no parece tan fácil, "quia stultorum infinitus est numerus" , (Eccle. I, 15) porque el número de insensatos es infinito...
“…la voluntad es inclinada de algún modo por el mismo cuerpo, aunque no necesariamente, porque puede resistir; como los coléricos están inclinados a la ira por su natural complexión, y sin embargo, un colérico puede resistir a través de su voluntad a esta inclinación. Pero solamente resisten los que son sabios acerca de sus inclinaciones corporales, los cuales son pocos en comparación con los insensatos…” (S. Tomás de Aquino; QD de Veritate q 22, a 9, ra 2)
¿Quiénes son los insensatos? Los que no juzgan bien sobre 'lo que les pasa', los que tienen una falsa imagen de sí mismos; los que no quieren ver o no quieren oir sobre sí más que cosas buenas.
Por eso en educación reviste la mayor importancia ayudar a los niños a conocerse empezando por lo más básico, por reconocer 'lo que les pasa'.
OJO.
ResponderEliminarMe parece que los que no aceptan como verdaderas cosas buenas dichas de sí (si las tienen), también tienen una falsa imagen de sí mismos.
De acuerdo.
ResponderEliminarEs claro que no todo "lo que nos pasa" o lo que nos sale es "malo".
Tampoco podríamos desarrollar lo propio sin conocernos.
Pero en todos los casos hay una necesidad de aceptación de la realidad propia para poder crecer.
Además somos seres complejos y hay necesidad de orden (incluso si no existiese el pecado)
Gracias por tu comentario.