"...esto es lo que los dioses nos han transmitido como método de búsqueda, de descubrimiento y enseñanza; pero los sabios de hoy día hacen lo uno al azar, más rápido o más lento que lo necesario y, luego de lo uno ponen inmediatamente lo infinito; en cuanto a los mediadores, los ignoran,... (inversamente, de lo infinito) no hay que ir inmediatamente a lo uno...". Platon; Filebo; 16 e; 18 b

martes, 4 de marzo de 2014

MI NOMBRE ES CONFUSIÓN


Desde hace un tiempo un pensamiento me venía molestando. Por supuesto que en medio de la tremenda crisis de la Iglesia que atravesamos hay mucho para preocuparse.

Pero no. La molestia no es porque se nos quiera hacer creer que ahora la Iglesia desprecia todo aquello que amó y se ríe de todo por lo que luchó. Tampoco porque, según los nuevos profetas, los santos o pecadores que se jugaron por defender a los inocentes, por educar a la juventud, por la santidad de la familia, por la conversión de otros pecadores, por poner ante todo el amor y el honor de Dios, son ahora unos ridículos, pasados de moda. (Y eso que la moda cambia tan presto que los últimos dos Papas han pasado a pertenecer a la prehistoria)

No, no era eso. De pronto ayer me di cuenta de que la molestia venía de aquellas palabras…

¿Sería por “misericordiar”? Y no, no me molestan los “neologismos”. Las que me fastidiaban eran aquellas viejas palabras, por ejemplo: “pelagiano” o “casuística”. ¿Por qué usar palabras “viejas” del vocabulario teológico desconocido del vulgo en contextos pastorales que pretenden “estar en onda” con lo nuevo? ¿Cómo se compagina “misericordiar” con “pelagiano”?

Se podrían ensayar varias respuestas no necesariamente excluyentes:

-se usan para denigrar al adversario recurriendo a términos que él mismo desprecia;…
-se usan para impresionar como teólogos al vulgo;…
-para sembrar confusión…

Sí. Sin desechar las dos primeras, la tercera respuesta me resulta más convincente.

¿Razones? La principal es el uso incorrecto de dichas palabritas.


Porque, ¿qué quiere decir “pelagiano”? Pelagio fue un hereje de los primeros siglos quien negó la necesidad de la gracia para la salvación, el daño del pecado original y de alguna manera, puso en tela de juicio el entero orden sobrenatural. Existieron luego posturas parciales conocidas como semipelagianismo. En la actualidad, si queremos encontrar cristianos con ideas semejantes, tendríamos que pensar en muchos progresistas, siempre sonrientes y creyendo que todo está bien y que vamos cada vez mejor; identificando el pecado con el error y a Cristo con un Flaco que te guiña el ojo y te perdona “de onda”. O con los que identifican el “mensaje” cristiano con la asistencia social.

Entonces, ¿qué tiene que ver el pelagianismo negador de la necesidad de la gracia divina para la propia salvación con rezar por el prójimo, ofreciendo Rosarios u otras devociones por la salud, conversión o necesidades del prójimo? Porque el mote “pelagianos” cayó sobre los que ofrecieron Rosarios por el Papa. ¿Desde cuándo se es pelagiano orando por otros?



En cuanto a la “casuística”, es una corriente de la teología moral, principalmente jesuítica, que se interesó en analizar los casos o circunstancias particulares y no meramente la ley moral universal. Sin embargo, nos encontramos con que se aplicó esta palabreja a la actitud de los fariseos interrogando al Señor: “Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?". (Mc 10,1-12).

Los fariseos no hacen casuística. Plantean un precepto general y se mantienen en ese nivel. En todo caso son legalistas, y perfectamente  desinteresados de las excepciones y casos particulares, de los fundamentos y los fines de la ley. Entonces, ¿por qué mencionar la casuística a propósito de ellos? Ellos no ponen pequeños ejemplos… van a la pura ley. En cambio Cristo va al fundamento y fin de la ley que es Dios. ¿Para qué, entonces, enlazar casuística con fariseísmo?...

A los únicos que uno ve analizando situaciones particulares o de hecho, por más numerosas que sean, es a los que quieren modificar la disciplina respecto de los sacramentos, no a los que quieren conservarla. Y eso ni siquiera es casuística.



Más; ¿cuál es la misteriosa ligazón entre hablar de “fracaso del amor” al estilo mundano y de “casuística farisea”? ¿Qué quiere  decir “acompañar” –término a la moda–, “sin hacer casuística”–término teológico–?

Seguramente alguien podrá decir que no importan esas palabras raras sino si “el fondo del mensaje” está bien. El tema es que no está bien. Y las raras palabritas, tampoco. Porque, o son producto de la ignorancia del que las usa –que no es poco–, o se usan equívocamente adrede –que es peor.

Aunque tediosa, la tarea de desmontar estas resignificaciones puede ayudar. La verdad siempre ayuda.

Pero lo que queda en el aire es el tema –demasiado fácil–, de los fariseos. Que las personas conservadoras o con gusto por lo tradicional tienen la tentación del fariseísmo no es una novedad. Que no sea, precisamente, un mal muy actual y extendido en medio del desparramo progresista no quita que la tentación para ese tipo humano siempre exista.

Ahora bien, ¿no será que, dada la oposición evangélica entre el fariseo y el publicano, algunos pretenden identificarse con “los publicanos y las pecadoras” porque parecen más simpáticos y los “buenos de la película”? ¿Acaso se creen “semejantes al publicano”? Porque el publicano de la parábola tenía conciencia de pecado.

Yo no los vi en el fondo de los templos golpeándose el pecho y pidiendo perdón sin preocuparse por la mirada despreciativa del fariseo. Más bien, sonríen y cantan en el frente, entran y salen de los templos como si todo lo que importase fuese “la buena onda”. Y si ven a alguien piadoso, lo miran con la misma distancia superior que el fariseo usó con el publicano.



Tampoco los veo adornándose con sus mejores vestidos y derramar perfumes para adorar a su Rey, como Santa María Magdalena. Dicen que no quieren gastar y que lo darán a los pobres, como Judas (que llevaba la bolsa). Dicen que quieren una Iglesia pobre para los pobres, pero solamente desvisten altares.



Menos todavía los vi bajarse del árbol y preparar un gran banquete a su Señor al tiempo que se reparaban las injusticias con el prójimo, como hizo Zaqueo. No, desprecian la liturgia y la quieren lo más chabacana posible. Y al prójimo se le pueden aplicar toda clase de motes para que el público mediático festeje.



Entonces…

Entonces, mi nombre es Confusión.









14 comentarios:

  1. Comparto tu parecer. La situación no deja de ser tragicómica.......También causa risa....

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  2. Estimada Beatriz:
    Muchas gracias por su reflexión, tan iluminadora. ¡Cuanto extraño la claridad en la exposición de la doctrina católica por parte de los Obispos! Salvo excepciones, el número predominante usa un lenguaje acomodado al mundo. "Para llegar mejor a la gente", dicen. Sin hacer cuestión de la buena o mala intención en en intento, diluyen el Evangelio y lo acomodan a los criterios del mundo, i.e., modernismo, y del peor. El ámbito litúrgico es paradigmático. Un botón basta de muestra: la lama interpretación que se hace de la "activa participatio". Lo profano se ha metido -nuevamente- en el templo. En este año se connmemora el 1º Centenario de la muerte de San Pío X. ¡Dios quiera que desde la Santa Sede lo honren como se merece! Él sí que habló claro y movido por la caridad. Basta leer la biografía para el proceso de canonización escrita por Girolamo dal Gal para advertirlo. Y si no, recibirá el honor de los fieles de la Iglesia, de los católicos de a pie, como el que escribe y tantos otros.

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  3. Gracias por sus comentarios.

    Sí, Víctor. Lo que es tragicómico es el silencio de los que se dan cuenta y se callan. ¿O no queda nadie que sepa el significado de esos términos?

    Saludos

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  4. ¡Gracias Germán!

    Habrá que acostumbrarse a caminar en la oscuridad sirviéndose de las luces que quedan, escuchando las voces que todavía suenan...

    ¡Cordiales saludos!

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  5. "Aunque tediosa, la tarea de desmontar estas resignificaciones puede ayudar."
    He leído su entrada en Infocaótica. Quiero dejar constancia de que, efectivamente, su trabajo, a mí, me ayuda.
    Se le agradece.

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  6. Esta muy bien el post. Solo querría hacer una pequña corrección. No es verdad que los fariseos no hicieran casuística. La hacían y mucha. En los evangelio hay algún tenue reflejo (Por ejemplo cuando Jesús les dice que según ellos jurar por el templo no obliga pero jurar por el tesoro del templo si). Cuando un teólogo respondón que se cree muy tradicional dice que si uno maneja un taxi y alguien le pide ir a un burdel uno lo puede acercar hasta unas cuadras pero no llevarlo propiamente al lugar, hace casuística y es muy fariseo.

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  7. Estimado, no lo hace para sembrar confusión. Él mismo tiene la confusión en su cabeza y habla de buena fe.

    Le encanta la heterodoxia materialista de la liberación, pero no se anima, el muy cobarde, a abrazarla públicamente. Tiene miedo. Está confundido. Entonces a veces habla con lo que dice la Iglesia y a veces habla con lo que le dicta su amigo Kasper. O Aleixandre. O peor...

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  8. Gracias Boris
    Pero en el Evangelio comentado y citado no hay casuística. Eso es seguro…
    La pregunta es general: “¿Puede el hombre…”
    Sería interesante que aportaras los ejemplos sobre su práctica. Decís que la hacían y mucho pero que en los Evangelios hay un tenue reflejo. Sugerís que no es significativa la casuística en boca de los fariseos de los Evangelios, entonces. ¿O entendí mal?
    Te diría varias cosas:
    1- Hay conexión entre legalismo y casuística desubicada, pero no se identifican.
    2- La casuística no tiene nada de malo en tanto herramienta ordenada en el contexto de una ética fundada en el fin. Es más, es muy útil porque los principios son universales pero hay que descubrirlos en la realidad de una acción concreta. Es válida porque la acción concreta se “compone” de aspectos diversos – los archiconocidos objeto, intención y circunstancias- , y una persona que tiene muy claros los principios no siempre logra “encontrarlos” en el acto concreto realizado o a realizar. Por supuesto que no reemplaza la prudencia ni sirve sin ella.
    3- El tema acá es otro. Es por qué se recurre a esta terminología en medio de una contradicción flagrante: se rechaza retóricamente la casuística pero se apoya la moral de situación. Además se usan estas expresiones como motes descalificatorios implícitos o explícitos de personajes o grupos actuales.
    4- Si asumimos el contexto en que se recurre a estos motes y se habla de casuística, no podemos dejar de pensar en que la idea es apuntar a no dejar más alternativa que la ética de situación. La felicitación y admiración por Kasper, el rechazo expreso de que haya valores no negociables, etc., todo ello unido a que el así llamado teólogo del papa haya dicho que hablar de ley natural es antiguo (mientras ridiculiza la lucha próvida), no dejan lugar a dudas de hacia dónde se dirige el esfuerzo.

    Muchas gracias

    Saludos

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  9. Anónimo de 7 de marzo de 2014, 4:08

    Gracias. Pero no hace nada nuevo de lo que hacía en Buenos Aires.
    Se lo conoce sobradamente.

    No se confunde.
    Saludos

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  10. Gracias Genjo
    Me alegro

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  11. En el Evangelio citado y comentado no hay casuística justamente porque Cristo deroga la ley judía que si permitía el divorcio. Por lo tanto, pone una nueva norma general por sobre la que los judíos tenían, algo que solo siendo Dios mismo podía hacer.
    Los fariseos plantean pocos casos en los Evangelios. Lo que conocemos es que en la época de Jesús había varias escuelas que recogían los comentarios a la Ley, creando una nueva norma ("humana" la llamara Cristo) que se impone por sobre la norma general. En general esa normativa alcanzaba hasta lo mínimos asuntos de la vida común (por ejemplo una de estas escuelas establecía que durante el sábado no se podía ir al baño). La mayoría de las veces era muy rigorista, pero, a la vez buscaba excepciones para no cumplir la ley (el ejemplo que puse más arriba y en general todos los que se encuentran en los "ayes" del Capítulo 23 de Mateo).A partir de esto hay que decir que también en campo católico hubo (y hay) quienes más preocupados por pensar problemas partículares pero a la vez abstractos (porque no parten de una situación real sino de una inventada por el moralista) tratan de encontrar excepciones a la ley en lugar de enseñar una moral a partir de principios metafísicos que tenga en cuenta el la visión de Dios como fin último del hombre. Creo que el libro de Pinckaers es un excelente ejemplo de crítica profunda y justa a la llamada "casuística" post-tridentina.
    A partir de esto creo que queda claro que estoy de acuerdo con su punto 2,3 y 4.
    Por eso decía que mi correción era mínima. Los fariseos hacían casuística y caían en el legalismo. Al menos de eso los acusa Cristo.

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  12. Gracias Boris.
    Muy interesante todo lo que agregás.
    Igualmente, te repito, en el paso comentado no hay casuística desde el vamos, en el planteo mismo que hacen los fariseos allí. Lo que hay es legalismo.

    En lo demás estamos de acuerdo.

    Saludos

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  13. Jesucristo no pone una nueva norma general, asi era en el principio.

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  14. Anónimo del día de la mujer a las 13 horas

    Gracias por su observación.

    Entiendo que lo que quiso decir Boris es que "pone" una norma general que tiene vigencia desde el momento en que Él la prescribe.
    Aunque haya sido la verdadera norma del matrimonio, lo pensado y uerido por el Creador en el origen, de hecho no era norma para la humanidad después del pecado.
    PAra que algo sea ley, debe ser conocido. Y la humanidad había "perdido" ese conocimiento. Hasta el pueblo elegido permitía el libelo de repudio (que no era exactamente un divorcio).
    En la ley natural hay dos aspectos: el contenido y el conocimiento de este contenido. Lo que es seguro es que el conocimiento de dicho contenido no reviste la misma universalidad. Por eso se habla de preceptos primarios y secundarios.
    Hay ciertos bienes que, salvo incapacidad del sujeto, todos conocen y valoran: son aquellos sin los cuales es imposible ser. No solamente el individuo sino también la humanidad. Y hay otros bienes que, por distintos factores, no son valorados "tan" universalmente: aquellos que hacen a la perfección del hombre y de la sociedad.

    De ahí que no sea contraria a los principios primarios la poligamia o la propiedad en común, mientras que la monogamia y la propiedad privada pertenecen a la perfección del hombre, de la familia y de la comunidad.

    Además: la indisolubilidad, tal como la entendemos a partir del Evangelio, no se identifica simplemente con la monogamia.

    ***
    De todos modos, y aunque toda esto que charlamos es interesantísimo, el problema actual es que, desde "arriba" se nos quiere cambiar el significado y el sentido del matrimonio cristiano.
    El hecho de que la defensa del matrimonio cristiano genere burlas o incomprensiones de "arriba", muestra hasta que punto se están acomodando al mundo.
    No hay que engañarse. No los mueve más que el mundo. Y el mundo pide divorcio o algo que se le parezca. Y parece que eso le van a dar.
    Lo de la "teología profunda" es una broma. Lo mundano siempre es chato y superficial. Igual los resultados van a ser profundos... hacia abajo.

    Gracias por comentar

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