"...esto es lo que los dioses nos han transmitido como método de búsqueda, de descubrimiento y enseñanza; pero los sabios de hoy día hacen lo uno al azar, más rápido o más lento que lo necesario y, luego de lo uno ponen inmediatamente lo infinito; en cuanto a los mediadores, los ignoran,... (inversamente, de lo infinito) no hay que ir inmediatamente a lo uno...". Platon; Filebo; 16 e; 18 b

viernes, 14 de mayo de 2010

UN CATÓLICO ANTE LAS ELECCIONES

Hace unos años publiqué la siguiente nota en algunos boletines parroquiales de Bariloche en preparación a unas próximas elecciones.
Creo que el contenido mantiene vigencia tomando en cuenta todas las calamidades que están quebrando la sociedad argentina.

        "La CEA, lo mismo que lo han hecho los obispos de otras partes del mundo en ocasión de elecciones, nos ha dado algunos parámetros claros sobre los temas que un católico debe considerar a la hora de votar candidatos. Se trata de criterios que apuntan a qué candidatos o partidos jamás pueden ser votados por un católico en razón de la abierta y manifiesta contradicción con la ley natural y la fe católica. El Papa considera estas cuestiones como “no negociables”. Tenemos que tener en cuenta que fuera de esos temas puede haber una abierta y variada gama de propuestas discutibles y opinables que no contradicen la fe ni la moral, pero que tampoco necesariamente la representan. Esto último constituye la verdadera libertad política.

El primer punto a considerar es qué propuestas tiene el candidato sobre la vida humana. No podemos votar por ninguna razón a quienes promueven o vienen promoviendo el aborto en cualquiera de sus formas, o la eutanasia. Tampoco a los que promueven liberar la droga.

El segundo punto a considerar son las propuestas del candidato sobre la familia: no podemos votar por ninguna razón a quienes han promovido o promueven las “uniones civiles” entre personas del mismo sexo, o facilitar la adopción para homosexuales.

El tercer punto es qué piensa sobre los derechos de la familia respecto a la educación de los hijos. No podemos votar a quienes han usurpado (o pretenden seguir en esta línea) a la familia su derecho a dar educación sexual a sus hijos, y decidir cuándo, cómo y qué contenido brindar.

El cuarto punto es el bien común, que es “el bien de todos los hombres y de todo el hombre”. No podemos votar a quienes solamente tienen propuestas sectoriales sin considerar el bien integral de todos los argentinos; por ejemplo a los que solamente y casi de modo exclusivo tienen propuestas para un sector social: para los trabajadores, o para los de su partido, o los indígenas, o las mujeres, o los empresarios, o los banqueros, o los pobres, etc. Tampoco podemos votar a los que no consideran el bien de todo el hombre: por ejemplo, a los que sólo tienen propuestas economicistas exclusivamente centradas en las “leyes de mercado” y a ellas subordinan las cuestiones políticas y sociales, y postergan la educación, la ciencia, la salud, la justicia, el medio ambiente, etc Tampoco podemos votar a quienes tienen propuestas tan extremadamente “garantistas” respecto a los delincuentes que ponen en riesgo la seguridad de la población y que impiden que se haga justicia.

El quinto punto es la paz, ingrediente fundamental del bien común. En este sentido no podemos favorecer candidatos cuyo objetivo principal sea la revancha política. Tampoco a quienes agitan interminablemente las banderas de las discordias históricas. Tampoco podemos votar por ninguna razón a candidatos que representan grupos defensores de una metodología política sistemáticamente violenta de tomas de ruta, de edificios y bienes públicos o privados, de agresión, etc.

El sexto punto es Dios. Un católico no puede votar un candidato que se haya mostrado como enemigo de la Iglesia, o que tenga propuestas antirreligiosas.

¿Y cuál es la razón por la cuál no podemos votar a esos candidatos? Votar es un acto voluntario del cual somos responsables (aunque sea ordenado por la ley) y por lo tanto, sujeto a un juicio moral. Cuando votamos participamos de las acciones que el candidato elegido se propone hacer porque consentimos su accionar. No de todas, pero sí de aquellas acciones que uno sabía que iba a realizar. Votar es un modo de cooperación voluntaria en las acciones de gobierno del candidato, las cuales, conociéndolas de antemano, aprobamos al votarlo. Si un candidato se manifiesta a favor del aborto y yo lo voto, estoy cooperando con todos los homicidios por aborto que se realicen promovidos por dicho candidato. Evidentemente, no sabemos todo lo que un candidato va a hacer, pero en la medida en que sabemos y respecto de lo que sabemos, respondemos moralmente ante Dios y ante nuestros compatriotas como cooperadores y colaboradores de la praxis de gobierno emprendida."

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes dejar tu comentario aquí: