"...esto es lo que los dioses nos han transmitido como método de búsqueda, de descubrimiento y enseñanza; pero los sabios de hoy día hacen lo uno al azar, más rápido o más lento que lo necesario y, luego de lo uno ponen inmediatamente lo infinito; en cuanto a los mediadores, los ignoran,... (inversamente, de lo infinito) no hay que ir inmediatamente a lo uno...". Platon; Filebo; 16 e; 18 b

sábado, 16 de abril de 2011

ACCENDE LUMEN SENSIBUS, INFUNDE AMOREM CORDIBUS (II)

Divinius est amor quam dilectio


"...el nombre amor, también en la misma voluntad, es más divino que el nombre dilección, porque el amor conlleva cierta pasión, ...; la dilección, empero, presupone el juicio de la razón. Sin embargo, es más lo que el hombre puede tender a Dios por amor, en cierto modo pasivamente atraído por el mismo Dios, que lo que a esto mismo su propia razón puede conducirlo, lo cual pertenece a la esencia de la dilección, según ya se dijo. Y a causa de esto, es más divino el amor que la dilección." (S. Tomás de Aquino; Summa theologiae I-II q 26, a 3, ra 4)

"... 'arrebatador' es ante todo lo bello. Pero 'arrebatado' está quien, sea sólo por un momento, haya perdido la tranquila seguridad de la autoposesión. Entonces se está 'movido' por otra cosa; se es un ser sufriente. Platón ha descrito una y otra vez este estado de la pérdida de la adaptación inmediata y del autodominio..."
"...el que ama sin desear (lo amado para sí) no 'hace' algo o 'pone algo en movimiento', él mismo es el movido por la vista del amado." (J. Pieper; Entusiasmo y delirio divino; trad. C. García; Rialp, Madrid, 1965; pp. 125-126)

"...La idea de la metanoia (conversión) contiene ... el pensamiento de que una tal reordenación de los sentidos no es realizable por un acto de la voluntad, sino que es, antes bien, otorgado al hombre como don divino." (J. Pieper; Entusiasmo y delirio divino; pp. 98)

"... la perfecta rectitud de la voluntad sólo puede ser causada por la caridad..." (Tomás de Aquino; De Virtutibus  q 4, a 3 ra 7)

    El orden que la razón y la voluntad pueden poner en la afectividad sensible supone el señorío de la voluntad racional sobre la parte sensible. Este señorío es la libertad por el cual la voluntad es dueña de sus actos a causa de la luz de la razón. Uno se asombra, entonces, de la afirmación de Pieper comentando Platón: que pueda haber algo de positivo en ser arrebatado y perder uno el autodominio; que pueda haber algo de bueno -y de óptimo-, en dejar de ser señor de uno mismo.

    Pero en el hombre, el orden de la afectividad sensible proviene de la razón rectificada por la virtud de la prudencia, pero ésta, a su vez, supone rectas intenciones virtuosas; es decir, que supone caridad. Pero la caridad es don divino por la cual es Dios el Señor y el Dueño. Por eso dice Tomás que la caridad está más en la voluntad -que ama-, que en el libre albedrío. Y no puede decirse que el Aquinate haya reservado esta realidad a algunos místicos.

    Para entenderlo mejor habría que decir que por la caridad el hombre abandona su libertad en Dios al dejarse conducir por Él, pero que, precisamente por eso, gana en señorío sobre sí mismo. Porque en realidad el señorío no puede más que referirse a lo que depende de nosotros. Por eso es que la verdadera conversión es don divino.

  
    Ahora bien, no puede entenderse esto tampoco si se concibe el bien moral desde una perspectiva meramente legalista y se pierde de vista que el bien es otro nombre de lo bello. El hombre arrebatado por lo bello querrá también hacer bellas obras y cultivar bellos afectos.

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