"...esto es lo que los dioses nos han transmitido como método de búsqueda, de descubrimiento y enseñanza; pero los sabios de hoy día hacen lo uno al azar, más rápido o más lento que lo necesario y, luego de lo uno ponen inmediatamente lo infinito; en cuanto a los mediadores, los ignoran,... (inversamente, de lo infinito) no hay que ir inmediatamente a lo uno...". Platon; Filebo; 16 e; 18 b

lunes, 21 de febrero de 2011

ORDO AMORIS

MAX SCHELER (1874-1928)

Ordo amoris ; Madrid, Revista de Occidente; 1934

"Me encuentro en un inmenso mundo de objetos sensibles y espirituales que conmueven incesantemente mi corazón y mis pasiones.... De aquí se deduce para mí que toda especie de autenticidad o falsedad y error de mi vida y de mis tendencias, depende de que exista un orden justo y objetivo en estas incitaciones de mi amor y de mi odio, de mi inclinación y de mi aversión, de mis múltiples intereses por las cosas de este mundo, y de que sea posible imprimir a mi ánimo este ordo amoris .... existe semejante conocimiento del rango de todos los posibles títulos que para ser amadas poseen las cosas, según su interno y propio valor. Es el problema central de toda ética. Y lo supremo a que el hombre puede aspirar, es a amar las cosas, en la medida de lo posible, tal como Dios las ama, y vivir con evidencia en el propio acto del amor, la coincidencia entre el acto divino y el acto humano en un mismo punto del mundo de los valores.” (p. 107-109)

“El hombre no prefiere siempre las mismas cosas y los mismos hombres; pero sí las mismas clases de hombres y de cosas, clases que son en todo caso clases de valores que le atraen conforme a ciertas reglas constantes del preferir o del posponer lo uno a lo otro, y que le atraen y le repelen dondequiera que vaya. Esta atracción y repulsión, que no parte del yo como la llamada atención activa, sino que está regulada y circunscrita por las cosas y actúa después potencialmente en forma de disposición en las actividades vividas del interés y del amor, determina no sólo lo que percibe y observa, y lo que deja de percibir y de observar, sino también el material mismo de todo posible percibir y observar.” (111-112)

“De la misma manera que la idea de un ordo amoris justo y verdadero es, para nosotros, la idea de un reino de caracteres amables de todas las cosas, ordenadas con rigor objetivo e independientemente de los hombres, algo que nosotros no hacemos sino conocer, que no ‘ponemos’, creamos, ni hacemos, así también, la determinación individual de un sujeto espiritual, individual o colectivo, es algo que, por su especial contenido de valores, afecta ciertamente a este sujeto, mira solamente a él, pero no es menos objetivo, es algo que no se ‘pone’, sino que exclusivamente se conoce. Esta determinación expresa el lugar que pertenece a este sujeto en el plan de salvación del mundo, y expresa también su especial faena, su ‘oficio’ en el viejo sentido etimológico de la palabra. El sujeto puede engañarse acerca de él, puede faltar libremente a él, y puede también conocerlo y realizarlo.” (p. 116-117)

“Los fines y las ideas esenciales de todas las cosas son ya amados y pensados por Él desde toda eternidad. Es por tanto, el ordo amoris el núcleo del orden del mundo como orden divino. En este orden del mundo se halla también el hombre. Se halla en él como el más libre de los servidores de Dios y el más digno de servirle, y solamente en cuanto tal puede ser llamado también señor de la creación.” (p. 129) “...el amor humano no los crea (los caracteres amables de las cosas). No hace otra cosa sino reconocer sus exigencias objetivas y someterse a la jerarquización de esos caracteres, que se halla fundada en su esencia, que existe en sí misma, pero que además ‘para’ el hombre. Solamente por esto existe un amor calificado de justo y falso, porque los actos de amor y las inclinaciones efectivas del hombre pueden coincidir o estar en pugna con el orden objetivo de los caracterres amables, ....” (p. 131)

El resentimiento en la moral (171-203)

 ...“la falsificación de valores que es propia del resentimiento se revela en otros tres aspectos fundamentales de la ‘moral’ moderna.....
1. el valor de lo hecho y adquirido por uno mismo. ... sólo las cualidades, acciones, etc. que el hombre como individuo adquiere, realiza, etc, por su esfuerzo y trabajo, tienen valor moral... Mas este poder ver y celebrar sin envidia la existencia de una naturaleza mejor o (en un supuesto religioso) la existencia de una ‘gracia’, queda sustituído por una conducta muy distinta, cuando la naturaleza inferior y más pobre no puede soportar la distancia primordial a que la superior está de ella; cuando al compararse con la superior, sufre. Entonces, con arreglo al mecanismo del resentimiento,... se produce la tendencia a negar que ese valor primario sea un valor moral. Y esto se verifica atribuyendo el valor moral exclusivamente al ‘trabajo’, merced al cual se consigue una elevación del nivel moral....el resultado es el axioma de que ‘sólo aquello que todos –incluso el peor dotado- pueden y saben hacer, tiene valor moral’. Los hombres resultan iguales en valor moral y en fuerzas morales –iguales en el sentido de que el nivel fijado como medida fundamental es el nivel del moralmente ínfimo por su naturaleza..... El motivo que impulsa a esta inversión de los valores no tiene nada que ver con el supuesto conocimiento de que los valores morales deben fundarse en actos libres ... Muéstralo el hecho de que la misma inversión se produce también en esferas de los valores que son ajenas a la ética, como por ejemplo, en el terreno de la vida jurídica y económica. (También según nuestra opinión, el valor moral se refiere solamente al acto libre. ... La causa de la realización de un acto libre puede estar situada fuera del individuo, en la tradición o en la herencia..)”

“2. la subjetivación de los valores. Supuesto común de todas las modernas teorías morales es que los valores, en general, y los valores morales, en particular, son fenómenos subjetivos de la conciencia humana y no tienen existencia ni sentido alguno fuera de la conciencia....dos consecuencias, que han constiuído sendos puntos de partida para la moral moderna: a la justificación de una anarquía total en las cuestiones del juicio moral... o a la admisión de algo que sustituya la verdadera objetividad de los valores, una llamada conciencia genérica, universalmente válida, que hace sentir su fuerza sobre el individuo en la forma de una voz- el deber- categóricamente imperativa.

3. Exaltación del valor de utilidad sobre el valor de vitalidad en general. .... se ha establecido en la moral moderna la regla de preferencia de que el trabajo útil es mejor que el goce de lo agradable. Esto revela un ascetismo específicamente moderno, que fue extraño por igual a la edad media y a la antigüedad, y cuyas fuerzas impulsivas son una componente muy importante de las fuerzas internas que han conducido al desarrollo del capitalismo moderno... lo agradable queda subordinado a lo útil..”

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